sábado, 20 de julio de 2013

Dueles...

 
Esta noche he gastado un poco más
de las cien hojas de este cuaderno
comienzo a escribir acentuando las palabras,
y al llegar al adiós, me detengo….
Y comienzo de nuevo a escribir,
busco en este texto nuestra historia,
encuentro solo un par de besos perdidos,
unos brazos fríos, una luna triste que brilla,
a pesar de su tristeza brilla,
busco en cada renglón, en cada palabra,
hasta llegar al por que, el porqué de todo,
¿por qué no estás?, ¿porque te extraño?,
¿porque te quiero?....
Por qué te quiero, ¿tal vez es eso?,
por qué te quiero y aun me dueles,
me dueles en cada suspiro fugaz
que en silencio grita tu nombre,
me dueles en esta brisa
de la mañana que me acompaña,
me dueles como el agua
que se escapa de mis manos
sin poderla atrapar,
me dueles en las cenizas de este amor
que intentan hacerse de nuevo llama,
me dueles porque te amo,
y me duele amarte por que no estás aquí.

viernes, 8 de marzo de 2013

Sin ti...
 
Que curioso, hoy que no estas,
he amanecido con unas ganas locas de amarte,
amanecí delirante con tu nombre en los labios,
impregnado como este sabor de boca
que recuerda parte de mis errores.
Me escudo en los recuerdos,
en el recuerdo mudo de tus ojos,
en los sueños compartidos
que se esfuman poco a poco,
sin saber que yo lo provocaba.
Y este reloj, maldito reloj
que me mata segundo a segundo
con su tic tac, con su ir y venir
de las manecillas que se clavan en mi,
diciéndome que no estas aquí.
Que curioso, pensaba que eras mía,
y este castillo hoy se derrumba,
con el caen las estrellas del cielo,
una a una como mis sueños,
como mis esperanzas de verte aquí.
En este lugar que hoy reclama tú presencia,
en estas sabanas frías sin ti, sin tu cuerpo,
sin tu amor…
sin tu amor…
Lo siento…
Yo mate al amor…
 

lunes, 4 de febrero de 2013

Cobarde...

Lo decía mal entonado aquel poeta,
aquel que golpea a una mujer
sentenciado ha de ser
por los mismos jurados
de fantasmas pasados.

Porque hombre no es aquel
que golpea una mujer, hombre,
es el que la respeta y la quiere,
aquel que con delicadeza
sabe tocar su cuerpo.

Aquel que hace una obra de arte
de sus labios, su cintura y cabello,
que la toma de las manos,
y la venera en una imagen
una escultura o un puño de palabras.

Porque de esos golpes mal intencionados
podrá borrarse el dolor y los recuerdos,
pero estos no se olvidan, quedan grabados
con tristeza y se cicatrizan en el alma.

Quien se atreve a cambiar unos ojos hinchados
y labios morados quizás hasta deformes,
por el rojo carmín acostumbrado,
un aroma impredecible y unos ojos soñadores.

Yo te llamo cobarde aunque peor nombre mereces,
pues caro pagaras esos actos contra este ser amado,
y a ti mujer que soportas y te humillas,
mis dolencias y algunas lagrimas compartidas,
valora tu cuerpo, pero no menos que tu alma,
valórate bendita, valora tu ser mujer infinita…