sábado, 18 de abril de 2009

Juan Diego

Algo falta, llego a casa y a mi alrededor
la habitación se encuentra vacía,
hoy lo entiendo, no estas aquí,
abro la puerta y no esta ese pequeño
ratoncillo asomándose travieso
desde su guarida, asechando mis pasos
para de un susto hacerme brincar
mientras sale lleno de alegría.
Extraño las risas que brotaban
de la nada, la picardía que reflejas
en tu alegre e inocente mirada,
hoy no siento tus pequeñas manos
unidas a las mías llevándome
a recorrer cada uno de los cuartos,
ni tus paseos por los suelos
que tanto te alegraban para buscar
tu vieja pelota, o el auto sin una llanta.
¿Dónde estas mi angelito?, ¿será acaso
que ya haz crecido, será que tendré
que olvidar las travesuras del niño
para comenzar a preocuparme
por las aventuras de un adolescente?.
No lo se, pero has de saber cuanto te amo,
mi bebe, mi joven, mi adulto, mi hijo,
quien seas, siempre podrás contar conmigo.
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A mis sobrinos Diego Alejandro G. y Juan Antonio G.

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